A los veinte años, me sentía ya como una vieja gloria. Mi momento había pasado. Por mucho que yo intentase agarrarme a aquella época como a un clavo ardiendo, ya no era la misma. Todo aquel ego, todo aquel narcisismo infundado que solía atraer a la gente, se había ido esfumando poco a poco desde que cumplí la mayoría de edad.
Y a los veinte, ya solo quedaba un hediondo aroma a fracaso y mediocridad.
5 comentarios:
quedan muchas cosas más.
asesina... ¬¬
P.D: Por qué será que me encanta Nacho Vegas?!
Permíteme decir que los 20 también te dejan algo idiota.
Que sólo dices tonterías como que estás mayor, y no, chica, estás en lo mejor, ahora empieza lo bueno.
Y tú, de mediocre, no tienes nada.
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